Inerte



Lo sabía desde hace tiempo, ellos no mentían cuando le advirtieron.

A pesar de conocer de antemano lo que podía suceder, nunca aceptó detener su plan, y concretó con precisión suiza cada paso trazado.
Los hechos demuestran que hablaban en serio. Hay ámbitos en los que la traición cotiza demasiado alto.

Observa y parece reflexionar, su mirada es lejana y profunda a la vez, como si intentara llegar más allá.
Da la sensación de querer hablarle con los ojos. Ojos que uno desearía ver inundados. Al menos húmedos. Ojos que contradicen el sentido común.
La ausencia de lágrimas sorprende, y asusta.
Se mantiene callado y perturba el ambiente con solemne entereza.
Su rostro duro y pálido cual fragmento de mármol, paraliza los sentidos.
Es difícil imaginar en qué está pensando.
A juzgar por los hechos previos, uno podría conjeturar que en su mente se hace fuerte una idea: en el balance general de los acontecimientos, lo que acaba de ocurrir solo sería un costo más, propio del negocio.

A pocos metros, testigo involuntario de un final anunciado, su descendencia yace inerte en el suelo oscuro. Los tonos grises de lo que era hierba, encierran el destino final de su alma. Se ha transformado en víctima consumida por el desamor de su propia sangre.



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